Autor: Jose Daniel Vibanco Villarreal _ IED Lorencita Villegas de Santos.
Una tarde un joven recibió una llamada de su ex-novia, ella le dijo: Yo también sentí lo mismo que tu sentiste anoche, te espero dentro de una hora en el parque, junto al muelle, a orillas del rio. Èl puso el teléfono en su lugar, tomó una ducha, se arregló y salió de su casa, pensó en decirle a sus amigos que ella lo había llamado, pero prefirió dejarlo en privacidad, enseguida cogió una moto taxi; total, era el momento para que ambos volvieran a cruzar palabras, ya que el orgullo no debe ser eterno, ni mucho menos un castigo en juicio.
Al llegar al muelle, se dirigió al parque Mamasuraya, junto a la ceiba que está frente a la discoteca VIP y se sentó en la silla de cemento donde tantas veces disfrutó con ella las tardes de charlas interminables; observó el rio, pensó lo que podría suceder, ¿que le diría ella? ¿De que iban hablar? Miró correr el agua que venia del lavadero de motos, a la gente venir y entre esa gente la vio. Su ex novia se acercaba de manera extraña, totalmente diferente. No usaba sus ropas frecuentes, ahora llevaba un vestido blanco, que hacía ver en su rostro una extraña palidez, su mirada reflejaba una paz inmensa, ¡lucía tan hermosa!, Era como si emanara rayos de luz, vestía unos zapatos impecablemente limpios, del mismo color del vestido. Hacía tanto tiempo que no la veía que quizá por eso la notaba más bella que de costumbre, intentó decirle ¡hola! pero ella le dijo: - Caminemos.
Ella comenzó la conversación. - He sabido que has estado triste y que has tenido muchos problemas.
- Si, esos que nunca faltan -. Contestó en tono seco.
-Te he soñado llorando, te he escuchado gritar afuera de mi casa y no me acercaba a tí, debido a las circunstancias, a tontos orgullos; yo se que tú no querías saber nada de mí, y no te culpo … ambos nos lastimamos demasiado, nos hicimos mucho daño y logramos alejarnos.
-No, no es eso, siempre quise buscarte, pero es que no tuve tiempo-. Dijo él en tono más relajado, pero no fue capaz de mirarla a los ojos.
Siguieron caminando por el Muelle fluvial, sitio donde se encuentran los rìos Cesar y Magdalena, allí donde se encuentran también los enamorados banqueños y se dejan llevar por el embrujo de las tardes rianas , entonces él no pudo evitar mirarla como antes.
- No vengo a discutir, quizá a pedirte perdón. He venido a decirte que aunque las cosas no se arreglaron en su debido momento, creo que nunca es tarde. ¿Sabes? Esperé a que tú me llamaras, para poder hablar, Pero tu llamada nunca llegó…. el esperarte, el pensar en tí, borró mi apetito; se robó mis días de sol… y me fue venciendo poco a poco. Sin embargo guarde Fe, y dije "él llamara" pero nunca lo hiciste. No te culpo pero si te comprendo….
-Si quería llamarte, deseaba hablar contigo, pero me cortaron el celular y estaba mal de bolsillos.
Ella lo interrumpió, justo frente a la virgen de La Candelaria, en el atrio de la catedral del mismo nombre, lo miró fijamente y le dijo:
- Se lo que sentiste anoche, se lo que te pasó, yo también lo sentía en ese momento, pero con mucho más dolor.
-Pero déjame decirte...
- Shii... No me interrumpas solo déjame hablar. Después de sentir eso, grite tu nombre mil veces y grite mil veces perdón, ¡Que lástima que no me hayas escuchado!, ¡Que lástima que no me hayas llamado!, Pero ¿sabes amor? creo que nunca es tarde para perdonar y si te pedí que vinieras aquí fue para entregarte esto….
Ella le entregó en sus manos una cruz, la cual era símbolo del amor de los dos, justo allí, donde mucho tiempo atras él se la había entregado.
Al recibirla, quedo en silencio por varios segundos, solo se escuchaba el canto de los pájaros y el ruido de las motos pasar. De repente reaccionó y dijo:
-¡que significa esto!, ¡dime que te pasa!
- En esta cruz esta mi alma, esta cruz es quien soy, te amo y quiero que la conserves contigo por el resto de tu vida.
Él se quedo sin palabras mientras gruesas lágrimas resbalaban por sus mejillas. La gente lo miraba y lo señalaban, alguien le preguntó. -Joven ¿esta usted bien? Y él respondió. - Si ¿por qué? Lo veo caminar y lo veo llorar,- ¿Le sucede algo?. - Nada, gracias.
Despues no hubo más palbras, solo pensamientos confusos, él la acompaño hasta su casa, ella le pidió que por favor la esperara afuera y él aceptó extrañado por que ella nunca lo hacia esperar en el patio. Se quedo 10 minutos esperando, pero ella no regresaba.
De pronto escuchó voces y vio salir de la casa a los amigos en común, todos con cara triste. Él entro corriendo a la casa, al cuarto de su ex novia. Allí se encontraba la mamá de ella.
El joven con llanto y un nudo en la garganta… Le preguntó. -¿Que sucedió? Dígame, ¿que sucedió?
La mamá, entre sollozos trato de explicarle que enfermó pues no quizo comer desde hacia muchos meses; Le extendió la mano y entregó una carta de su hija, él la miro con incredulidad, si hacía solo minutos había hablado con ella. No era posible que ahora la encontrara en su lecho de muerte.
Comenzó a leer. -¿Sabes amor? Yo también sentí lo mismo que tu sentiste anoche-. No pudo continuar, se la quedo mirando fijo, apretó la cruz con fuerza y llorando dijo: - perdóname, perdóname tú a mí.
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