El grupo literario La tribu, miembro de la Red Nacional de Talleres Renata, desarrolló este fin de semana un taller de escritura creativa, dirigido a los estudiantes de la UNAD, Ceres de El Banco, quienes demostraron sus competencias en comunicación escrita. Veamos algunos resultados:
El despertar de una verdad
Autor: Jorge Cárdenas Molina
Estudiante de I semestre de psicología – Unad Ceres El Banco.
Hace muchos, pero muchos años, cuando la paz era la paz, y la niñez era inocente, una abuela amantaba con tetero entre el pecho de su regazo, en una hamaca descoloridas a su primer nieto.
Ella había aprendido sobre el amor verdadero, más aún del que se siente por sus propios hijos; en la casona se escuchaba el crujir de un mecedor y la risa inconfundible, acompañada de un olor de un excelente habano del abuelo.
Una vez la abuela enfermo, ese día no hubo tetero ni leche cortada para el niño, ni siquiera el sorbito de café que acostumbraba darle su abuelita en la mañana, pero aún así, su nietecito nunca se la aparto de sus enaguas. El día transcurría y el dolor en el pecho de la abuela se hacia evidente aunque quisiera ocultárselo a su nietecito. Ella se levanto de su hamaca para ir al baño que estaba muy cerca y escuchó cuando abrió el grifo de cobre y el agua salía a raudales.
Ahí en donde había dejado a su nietecito lo encontró, ella le pidió que le abriera la hamaca para acostarse, se llevo la mano al pecho, dejado caer su cuerpo entre las manos frágiles e inocentes del infante.
El nieto grito a su abuelito ya que no podía con peso del cuerpo de la abuelita, que esbozaba un sonido exhalante de su respiración que aterró a su nietecito, él busco entre los ojos de la abuela el amor de siempre, encontrándose solo con unos ojos blancos y vacios.
El nietecito salió corriendo a la calle buscando no se que, quizás algunas respuestas a lo sucedido, pero cunado regreso regresó encontró la casa invadida de gente todos con ojos de sorpresa y vació.
En ese momento su vida cambio y aprendió lo que nunca le habían enseñado, supo que era la muerte.
:)
Garras Asesinas
Autor: Dairo Duran
Estudiante: I semestre de regencia en farmacia – Unad, Ceres El Banco.
Sí, esa era Ana Joaquina, como siempre con su gato recorriendo las calles de la ciudad en busca de limosnas que saciarían la necesidad de un bocado de pan; parecían una hermosa familia ella compartía todo con su gato, su pan, su leche, todo.
Para ella no había nadie que su gato, pero llegó el mes de octubre con lluvias torrenciales cada día y fue inundando el feo y viejo rancho de aquella anciana; la situación se puso peor, no había limosna, todo el mundo se quejaba de la situación y ella y el pobre gato se enflaquecían más y más.
Pero un día en su rancho inundado observo un pez enredado en un viejo saco. Lo tomo y cuando lo iba a matar para comérselo vio que el pez tenía escamas oro, así que agarró una escama y la vendió y compró una pecera de vidrio para el pez, su vida mejoró mientras que la del gato se había olvidado. Estaba a punto de morir de hambre el pobre gato. Un día, Ana que salió a vender una escama, mientras tanto el gato no aguanto más el hambre y se comió el pescado. Contenta llego la vieja y al no ver al pez dorado tomó el gato por la cola y quiso estrellarlo contra la pared, pero en el aire el sagaz y se agarro de la garganta de la vieja y sin querer la degolló.Así terminó la vida de Ana Joaquina, y el gato triste y apunto de morir dijo… la vida te da sorpresas y eso te pasa por cachona.